A pesar de mi convicción de que este país va a salir adelante (meaning va a ser desarrollado y equitativo) sólo gracias a un fuerte desarrollo industrial de punta (obviamente liderado al menos en principio por el Estado), a veces siento que me doy de frente contra paredes bastannnte gruesas.
El domingo leo una nota en El gran diario argentino sobre el sector automotriz, que se podría decir cumplió 50 años desde la primera ley de promoción del sector. Tenemos ahora producción y ventas récord (no este año quizás, pero sí el anterior, y probablemente los próximos). Mejor aún, el 60% de nuestra producción se exporta, por lo que cada vez dependemos menos de nuestro relativamente pequeño mercado interno. Si bien no soy un gran defensor de las empresas automotrices a nivel local (que usan la misma plataforma durante bastante más tiempo que sus contrapartes europeas, que mantienen motores viejos y gastadores a pesar de existir otros mucho más nuevos y eficientes, que cobran precios bastante elevados en relación al salario medio), debo reconocer que el sector fue uno de los más dinámicos de los últimos años.
Hasta ahí el lado "positivo" de la nota. De haber dejado de leer ahí, me habría puesto bastante contento y orgulloso de lo que se hizo en estos últimos 6 años. Pero no, tenía que seguir leyendo, y toparme con ésta otra nota, y más precisamente, con esta frase: "...los productos duran cinco años y no hay tiempo para desarrollar las piezas". O esta :"...la menor vida útil (10 años, como mucho) de los modelos que son radicados, contra 20, 30 o más años de modelos históricos, como el Falcon, el 504 o el Renault 12"
El que dijo la primer frase es el señor Pignanelli, de SMATA. A ver, señor Pignanelli, echarle la culpa a las automotrices que cambian plataformas mucho más rápido que antes, aunque todavía más lentamente que en el primer mundo es de una bajeza inconmensurable. Si los autopartistas no quieren hacer las inversiones necesarias para que sus piezas se usen en los autos, problema de los autopartistas. El empresario tiene que invertir, asumir un riesgo y, si todo salió bien, llevarse las ganancias por su inversión.
En lo que respecta a la segunda cita, huelga decir que esos modelos que se nombran duraron 20 o 30 años en Argentina, mas no en sus países de origen (10 años el Falcon, unos 15 el 504 y 11/12 el R12), donde las autopartistas no se quejanban, ni se quejan hoy de "la velocidad en el cambio de plataformas".
Muchachos, a llorar a la Iglesia. Realmente no entiendo ¿qué quiere esta gente? Tengo una leve sospecha de lo que quieren: fabricar el mismo modelo durante 50 años, desarrollar las piezas y recontra amortizar las plataformas, que el consumidor se joda, total otro auto no va a poder comprar porque no va a haber. Con empresarios como estos, mejor seguir siendo una república bananera.
Monetarismo criollo
Hace 5 años