Más allá de la decisión del jueves, fundamentalmente política y con el sello de la torpeza política K, es una lástima que el tira y afloje entre Hernán Martín Pérez Redrado y el Ejecutivo no haya dado lugar para una discusión enriquecedora sobre la deuda, la necesidad (o no) de afrontarla y su legitimidad (o no).
Creo que el espectro político se dividió en 3: por un lado, el oficialismo, defendiendo a toda costa los alcances del Fondo del Bicentenario. Por otro lado, la oposición de centroderecha, no reacia a pagar la deuda pero que vociferó por todos lados el supuesto escándalo de usar las reservas para pagar deuda y la importancia de la autonomía del BCRA. Por último, la oposición de centroizquierda: Pino Solanas hablando sobre la ilegitimidad de la deuda, su convicción de que no hay que pagarla y, en la misma, línea, el MST y otros movimientos.
Dadas las 3 posturas, me parece sumamente válida la posición de Pino, pero también creo que es muy fácil decir que no se paguen las deudas cuando uno no está en el Gobierno. Sí me parece poco seria la postura del resto de la oposición, desdibujando el debate sobre qué hacer con los vencimientos de deuda y sólo metiendo palos en la rueda. Creo que si uno se opone a una medida determinada para enfrentar cierto asunto debe, por lo menos, dar una alternativa para afrontar dicho tema.
Todo parece encaminarse a un gran debate nacional al estilo de la resolución 125, en la cual nadie sabía bien de lo que estaba hablando pero se repetían latiguillos (los preferidos de muchos, por estos días, son: invocar la independencia del BCRA, la Carta Orgánica y ampararse en algún abogado constitucionalista de vocabulario solemne). También se parece a la 125 por la imprudencia del oficialismo y, en este caso, su toma de decisiones sin siquiera sentarse con Redrado para hablar del tema. Y, por sobre todo, se parece a la 125 por la falta de alternativas a las medidas planteadas.
Creo que el espectro político se dividió en 3: por un lado, el oficialismo, defendiendo a toda costa los alcances del Fondo del Bicentenario. Por otro lado, la oposición de centroderecha, no reacia a pagar la deuda pero que vociferó por todos lados el supuesto escándalo de usar las reservas para pagar deuda y la importancia de la autonomía del BCRA. Por último, la oposición de centroizquierda: Pino Solanas hablando sobre la ilegitimidad de la deuda, su convicción de que no hay que pagarla y, en la misma, línea, el MST y otros movimientos.
Dadas las 3 posturas, me parece sumamente válida la posición de Pino, pero también creo que es muy fácil decir que no se paguen las deudas cuando uno no está en el Gobierno. Sí me parece poco seria la postura del resto de la oposición, desdibujando el debate sobre qué hacer con los vencimientos de deuda y sólo metiendo palos en la rueda. Creo que si uno se opone a una medida determinada para enfrentar cierto asunto debe, por lo menos, dar una alternativa para afrontar dicho tema.
Todo parece encaminarse a un gran debate nacional al estilo de la resolución 125, en la cual nadie sabía bien de lo que estaba hablando pero se repetían latiguillos (los preferidos de muchos, por estos días, son: invocar la independencia del BCRA, la Carta Orgánica y ampararse en algún abogado constitucionalista de vocabulario solemne). También se parece a la 125 por la imprudencia del oficialismo y, en este caso, su toma de decisiones sin siquiera sentarse con Redrado para hablar del tema. Y, por sobre todo, se parece a la 125 por la falta de alternativas a las medidas planteadas.
2 comentarios:
amigo bocón, el pago de la deuda ya está considerado en el presupuesto.
Totalmente de acuerdo. Las cosas que dicen la oposición y el oficialismo son lamentables.
El kirchnerismo insiste en que cambiar de acreedor y empezar a deberle al central es "desendeudarse".
Clarín parece querer decir que el mes que viene hay una corrida cambiaria y las reservas no alcanzan.
Ninguno se pregunta qué pasa con el déficit fiscal y por qué es que el gobierno necesita tan urgentemente refinanciarse. Claro, esto es muy lógico: la oposición si critica esto se expone a quedar como una manga de ortodoxos que quieren contraer la economía para pagar deuda. El oficialismo debería, para argumentar que es necesario mantener el gasto, reconocer que no se está desendeudando, sino pateando para adelante un problema que no puede resolver porque se le acabó el superávit fiscal.
Saludos
Javier
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