Todos estamos más o menos enterados del cambiazo de decreto que hizo Cristina el día de ayer. Personalmente, me parece una típica jugada de las que suele hacer el Gobierno y creo que fue una maniobra bastante hábil desde el punto de vista político.
Pero hay algo increíble: cómo el oficialismo siempre se las rebusca para mostrar, a toda costa, la parte “positiva” de lo que hacen. Ayer hubo una reacción muy (exageradamente) negativa de prácticamente toda la oposición, alegando falta de institucionalidad y esas cosas. Por otra parte, hubo una reacción bastante positiva por parte de los mercados, con suba de los bonos y baja del riesgo país. Entonces claro, ahora lo que importa es que los mercados financieros respondieron positivamente, y por eso la medida es brillante. Igual, cuando dibujamos los números no importa lo que piensen o hagan los mercados, porque representan el capital financiero que nos aleja del gran modelo productivo.
Este tipo de rebusques suceden en otros campos también. Hay
diarios que se encargan, cada tanto, de investigar las conexiones subterráneas entre los funcionarios, por ejemplo, del gobierno porteño, y algún genocida o funcionario menemista. Pero cuando hay funcionarios del Gobierno que en su juventud
pedían la liberación de Videla, no hay que decir nada. O cuando ponemos a un adulador de Menem al frente del BCRA
está perfecto, porque los mercados “necesitan a un tipo así”. Obviamente, cuando se va, su política pasa de ser sobresaliente a tener grandes defectos de los que nos damos cuenta recién cuando pega o le hacen pegar el portazo.
Digo, el tema del decreto se podría haber defendido por otras vías. A mí me parece un camino bastante acertado el de usar reservas en vez de usar recursos fiscales, por ejemplo. Y por ahí no es tan necesario recurrir a
lo que diga JP Morgan al respecto.