Sí, van a decir que lo mío con Chile es una obsesión. Yo digo que es un objeto de estudio muy interesante. Para Ana C., por ejemplo, es
la Noruega del Cono Sur. Yo, en cambio, tan seguro no estoy.
En un post anterior hablaba sobre el financiamiento de la educación por el lado de la demanda y prometía algún caso aplicado. Voilà:
Hasta 1980 el financiamiento de la educación de Chile era como el de los otros países de la región: centralizada para las públicas y cuotas en el caso de las privadas. Este sistema, considerado monopólico por no darle a las familias la libertad de elegir ni a las escuelas la posibilidad de competir por una mejor calidad, fue modificado. Además se argumentó que no le daba prioridad a aumentar la cobertura ni a disminuir el ausentismo.
Entonces, el cambio. En 1981, casi la totalidad de las escuelas pasó a los municipios (345 en Chile). Además, se introdujo una subvención por alumno otorgada por el gobierno central que sería administrada por el Sostenedor. Parece un superhéroe, no? Lola: es el municipio en el caso de escuelas públicas y el dueño o representante en el caso de las privadas.
Ahora sí, todo listo: las escuelas luchan por conseguir a esos alumnitos que se traducen en más subvenciones y más fondos para los establecimientos. Las familias, por su parte, pasan de personaje secundario a "stars" porque gozan de la amenaza de "te saco el pibe de la escuela y te bajan las subvenciones". Algo para destacar: para luchar contra el ausentismo, la subvención no se daba por "alumno inscripto" sino por presentismo. Cómo le suena?
Premier problème: cuando los fondos llegan a la escuela nadie los controla. Si sobran, no quedan en el establecimiento. Si faltan, el Municipio interviene con recursos propios para salvar la brecha (ahí tiene usted un superhéroe). Y la eficiencia de la reforma???
Con los 90 llega la democracia y con ella la Concertación y con ella la promesa de un cambio. En el financiamiento educativo, no se trató del abandono de las subvenciones, sino de ir más allá. En 1993, bajo el nombre de Financiamiento Compartido, se autorizó a todas las escuelas (excepto a las públicas básicas) a cobrar aranceles. A más arancel, el gobierno da menos subvención por alumno. Ese ahorro pasa a un chanchito que se destina las escuelas más necesitadas. Ese arancel sirvió también para disuadir excesos de demanda (que ya era frenada con pruebas de selección en algunos establecimientos). Las escuelas se dividieron en 3 tipos: escuelas municipales, particulares subvencionadas y particulares.
Al entrar al Financiamiento Compartido, cada establecimiento se compromete a tener un fondo de becas basado en un cuadrito de porcentajes según la cuota co-financiado por el Sostenedor y el Estado para eximir en forma parcial o total del pago del arancel a algunos alumnos. La idea es, claro, fomentar la diversidad en el aula. Sin embargo, un ejemplo muestra hasta donde llega: si la cuota es de 40 dólares, en un curso de 33 chicos solo 3 no pagan. En 1999 Chile gasta el 6,7% de su PIB en educación (como los nada navos de los escandinavos). Pero con una diferencia... el 2,8 es privado!
A lo largo de estos ya 20 años de reforma se ve que la diferencia en los resultados académicos entre establecimientos municipales, particulares subvencionados y privados son importantes. Mirá:
Entonces, una seguidilla de programas y reformas, lo que llamo "lo atamos con alambre". En 2000, "Liceo para todos" para brindar apoyo a secundarios con bajo desempeño y otorgar becas a alumnos que a pesar estar en riesgo de abandono mostraran interés por estudiar. En 2003 cada escuela que recibiera fondos públicos fue obligada a tener un 15% de alumnos vulnerables. Pero en un contexto de pruebas de selección, si el establecimiento no alcanzaba ese porcentaje podía argumentar falta de demanda. En realidad, se podría pensar que difícilmente una familia pobre mande a su hijo a pasar la prueba de selección de una escuela que, difícilmente, pueda pagar (o que otorga 3 becas en un curso de 33). En 2007 se pone en marcha la Subvención Escolar Preferencial, un programa que asigna al establecimiento una subvención extra por el alumno vulnerable, y a éste, en el caso de que pagara, se lo exime de todo arancel. Además se crea un sistema que, cada cuatro años y según los resultados de las pruebas de rendimiento SIMCE, clasifica a las escuelas en:
a)autónomas: las que mejor les va, tienen que preocuparse por retener alumnos prioritarios y manter el buen desempeño.
b)emergentes: deben elaborar un Plan de Mejoramiento para alcanzar los estándares nacionales y, una vez aprobado por el MinEduc, recibe fondos específicos. Ahora sí, el Ministerio envía supervisiones.
c)en recuperación: son los que no llegan al promedio luego de 3 mediciones, y los emergentes que no pasan del Plan a la acción. A estas escuelas se les asgina un aporte extra y un equipo formado por el Min Educ, el sostenedor y un técnico externo elaboran un Plan. Si en la próxima medición a la escuela le va bien, pasa de grado. Si no, el Ministerio puede dejar de reconocer a la escuela y tomar medidas que considere para asegurar la educación de los chicos.
Las pruebas SIMCE tenían como objetivo ser la información clave para que las familias decidieran a qué escuela mandar a sus hijos. Pero para evitar los excesos de demanda, los establecimientos empezaron con pruebas de selección. Es sabido que hay una correlación entre bajo nivel socioeconómico, pobre nivel educativo y mal desempeño escolar. Mirá:
Así quienes quedaban fuera de las escuela selectivas eran por lo general hijos de familias pobres. Su libertad de elegir se concentraba en la escuela pública. Hoy, el 88% de los privadas pagas, el 68% de los particulares subvencionadas y el 22% de las municipales toma exámenes de admisión. La convivencia entre fondos estatales y pruebas de selección , ¿no atenta contra la igualdad de oportunidades en la educación?
Con respecto a la población en las escuelas: el 63% de las escuelas privadas viene de los dos deciles más ricos, en los particulares subvencionadas es más homogéneo y en las municipales el 84% viene de los deciles más pobres. Si uno cree en las externalidades y en el efecto pares que genera un aula plural acá tenemos otro problema.
Los resultados entonces de la(s) reforma(s) en Chile son ambiguos. Por un lado, la cobertura avanzó en los niveles primario, secundario y terciario y las tasas de repitencia y abandono bajaron. Por otro lado, la brecha que había entre los diferentes tipos de escuela (muy ligada a los ingresos como dije) si bien disminuyó hace algunos años se estancó:
No juzgo la existencia de la educación privada sino que me pregunto, relacionado a la cohesión social producto de la segregación, qué tipo de Estado (y de sociedad) quieren los chilenos, que espero, algún día, sean los noruegos del Cono Sur.
Pd: los datos son del Ministerio de Educación de Chile, y de trabajos de Valenzuela y de González.