domingo, 11 de octubre de 2009

In God We Trust

La sostenida caída del dólar desde el principio de la década, atenuada a mediados de 2005 y nuevamente a fines de 2008 tras el colapso de Lehman Brothers, presenta algunos interesantes interrogantes para la economía mundial.

Tanto los mercados de materias primas, como los de valores, así también como los de manufacturas a nivel mundial se rigen, al menos mayormente, por la moneda norteamericana. Sin embargo en la medida en que crecen las nuevas potencias emergentes (y sus aspiraciones políticas) la presión sobre el dólar y su papel en la economía global no ha ido más que en aumento.

Diversos proyectos buscan quitar a la moneda verde del comercio multilateral entre algunos países o bloques (ejemplo el acuerdo con Brasil) o también lo que realiza la Unión Europea con algunas naciones extra comunidad. Incluso esta semana circuló un rumor (prontamente desmentido por Arabia Saudita, un aliado clave de Estados Unidos) de que los países de la Opep estarían pensando en reemplazar al dólar (para valorizar el petróleo) y así reducir la inestabilidad que viene mostrando el precio del crudo por las fluctuaciones de la moneda.



¿Hay alguna moneda a nivel mundial que pueda reemplazar el papel del dólar? Revisemos la evidencia: el euro, la moneda de la única economía comparable con la de Estados Unidos no es más que un dolor de cabeza para mucho de sus miembros. Aunque gana adeptos a nivel mundial, tiene apenas una década de vida, y el BCE vive siendo criticado por distintos líderes europeos por su ajustada política monetaria. Cada tanto alguno amenaza incluso con volver a su antigua moneda nacional. ¿Qué nos queda después? ¿El yen y el yuan? Aunque el yen es un refugio en tiempos de crisis y goza de gran liquidez, la economía japonesa tiene demasiados problemas como para asumir el control de una moneda internacional. Y aunque quisiera su economía no es tan grande ni tan poderosa como para proveer de un patrón de referencia para el globo. Ni hablar del yuan cuyo estricto control está desvelando a los policy makers chinos que ya no saben que hacer para evitar que o la inflación reprimida o la revaluación de su moneda afecte la competitividad de sus manufacturas.

La posible tercera vía, como pidió Lula, sería una especie de moneda internacional (como los DEG) que reemplace al dólar por algo más estable. Esta solución pareciese más plausible excepto que sería un gran problema organizar el órgano ejecutor de su política, así también como establecer como se ponderará el poder de voto de cada país en un eventual comité y los derechos representados en él. Y aunque muchos deseaban lo opuesto, la Fed coordinó activamente política monetaria con los bancos mundiales en plena crisis, brindado liquidez y actuando mancomunadamente con otros estados.

Si bien en el largo plazo el dólar parece condenado a ceder al menos parte de su reinado, en el corto y mediano no se plantean dudas reales (más allá de nuestras aspiraciones tercermundistas) a su predominio como moneda de referencia. Sin embargo, la Fed no debería abusar de ese gran activo intangible que es manejar la moneda mundial y debería empezar a poner “la casa en orden” antes de que sea demasiado tarde.

Tanto el gran déficit fiscal como la expansión monetaria necesaria para evitar profundizar la crisis, deben ser corregidos cuanto antes (o al menos demostrar voluntad real de querer hacerlo) y Estados Unidos debería ampliar la coordinación financiera con sus socios estratégicos para normalizar el valor de su moneda hacía un precio más saludable para la economía mundial.
Mientras tanto, el dólar barato los ayuda en el frente externo y hace que crezcan los ingresos por dividendos de las filiales en el extranjero de las compañías americanas. El resto del mundo observa y paga. Después de todo ... in god we trust.

4 comentarios:

El desquitado dijo...

Grande Manhattan reactivando el blog.

Muy pero muy cierto el último párrafo. Hace unos días salió un resultado de la balanza comercial de EEUU mejor del esperado. Y al mismo tiempo, todas aquellas empresas que tienen filiales en países con monedas que se fortalecieron frente al dólar ven infladas sus ganancias y sus balances.

Que a nadie le extrañe que cuando el debilitamiento del dólar haya cumplido su tarea como reactivador de una parte de la economía, se vuelva a apreciar.

Pota dijo...

Mmmm, EEUU cae un poco bajo igualmente queriendo competir devaluando su moneda (=disminuyendo sus costos salariales). Me parece que es un claro indicio del estancamiento de la industria norteamericana y su imposibilidad de competir contra aquellas (desarrolladas, obviamente) de Asia o incluso Europa (a no olvidarse que en 2007, con el euro a 1,5 dólares Alemania aumentaba sus exportaciones).

Manhattan dijo...

Sin duda la capacidad de la industria americana no depende del dólar, pero si un dólar alto es un gran desincentivo a la importación y ni hablar de como favorece a la repatriación de utilidades y dividendos de empresas americanas en el exterior.

Andrés el Viejo dijo...

Creo que la moneda mundial es hoy tan utópica como cuando Keynes propuso el bancor. La experiencia que han sufrido varios países con el euro en la presente crisis no es precisamente un aliciente para que otros sigan el ejemplo de renunciar a la moneda propia.
Sin embargo, la declinación del papel del dólar como moneda dominante es un hecho. Hecho que en mi opinión es irreversible pero que no se completará repentinamente. Así ocurrió con su antecesora, la libra esterlina, cuyo papel fue declinando durante décadas.
Por eso mismo, no me parece útil especular si tal o cual moneda ha de ocupar el puesto. Eso no ocurrirá por un largo tiempo y los años (o décadas) venideros serán signados por la pérdida de posiciones del dólar, reemplazado por distintas monedas en los distintos bloques regionales y agrupamientos comerciales.
Saludos