miércoles, 5 de agosto de 2009

Reforma política: "Extreme makeover"


Me quedó rondando un poco en la cabeza el tema este de la reforma política, que nuestra querida y peronista presidenta tan fundamental cree. De todas formas, yo pienso en una reforma mucho más profunda que la que ella tiene en mente. Lo que sigue es práctica y solamente el vómito de lo que se me pasa por la cabeza cuando pienso en ello, poco fundamentado y lleno de imprecisiones y errores, así que bienvenidas sean las críticas, preferentemente constructivas.

Alguna vez, hace ya bastante tiempo me dijeron que el único sistema presidencialista que funciona es el de EEUU, y que funciona básicamente porque ellos (los yanquis, o los demócratas y republicanos) quieren que funcione. En este sistema, si bien el Congreso propone, debate y promulga leyes, el presidente tiene un peso muy importante. Y en el Congreso están representados (casi) todos los partidos políticos, pero en el Ejecutivo, sólo el ganador de las elecciones. Entonces tenemos dos situaciones: o los poderes Legislativo y Ejecutivo son del mismo color, o son de distinto color. En el primer caso tenemos una concentración de poder, el Congreso hace lo que el Ejecutivo quiere/dice, en el segundo tenemos un problema cuyo nombre no recuerdo (mis clases de teoría política fueron ya hace 3 años), pero la idea es que los poderes no se dejan gobernar mutuamente, y por ende no se va para ningún lado. Además, en este último caso, no termina de quedar en claro quién es el representante del pueblo, porque éste elige a un partido para un determinado puesto, y a otro para el otro, y ambos se arrogan dicho título.

En EEUU, sin embargo, hay un claro bipartidismo, pero al ser los Estados más independientes del Gobierno Federal, y al tener los Senadores que responder frente a sus electores por lo que hacen por y para sus Estados, no están siempre a favor o en contra de los proyectos que impulsa el Ejecutivo, sino que tienen un buen grado de "libertad". Pero lo más importante de todo es que todos (o al menos muchos) son conscientes de que están ahí para hacer lo mejor para su país, o en el caso de los Senadores, para su Estado. Otra excepción que se me ocurre ahora es el caso de Brasil, donde el Congreso tiene una mayoría, pero no lo suficientemente grande como para tomar las decisiones sin importar la opinión de los demás partidos, ni para trabar o dejar hacer al Ejecutivo. En pocas palabras, todo se negocia.

En el resto de Latam (en una de esas me como a Chile y/o Uruguay, pero no estoy del todo seguro realmente), el sistema presidencialista no ha dado resultados de lo mejor (ni que hablar de Asia y África). Como expuse antes, lo más frecuente es que el Congreso sea un títere del Ejecutivo (si son controlados por el mismo partido), o trabe o intente trabar absolutamente todas las propuestas de éste (si están controlados por distintos partidos), incluso si éstas en realidad tienen buenas intenciones.

No me vienen a la cabeza otros sistemas presidencialistas, pero sí recuerdo que países como Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá, Australia, Austria, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Bélgica y Holanda tienen modelos más o menos parlamentarios (quizás con excepción de Francia donde es semipresidencial). La ventaja de esto es que se soluciona el problema de tener dos poderes manejados por distintos partidos, pero obviamente seguimos con el problema de la concentración del poder, excepto en casos muy particulares, pero bien resueltos, como el alemán, donde al no poder conseguir ninguno de los 3 partidos principales la mayoría parlamentaria, se ven obligados muchas veces a armar coaliciones entre dos de ellos.

No creo que con un sistema de partidos tan bastardeado como el nuestro un parlamentarismo sería lo mejor, probablemente terminaríamos como Italia, donde un gobierno dura 4 años con mucha suerte y viento a favor. Me aventuraría a pensar sin embargo, que la clave para tener un buen gobierno (en general) es obligar a los partidos a negociar, un poquito como lo que está pasando ahora. Sin quitarle estabilidad al gobierno de turno, éste tendría que verse en el deber de consensuar con, por lo menos la primer minoría prácticamente todas las medidas que planea tomar. De esta forma también hacemos responsable a la oposición de lo que hace el oficialismo, y así sus argumentos para ganar en las siguientes elecciones no podría ser la simple crítica de todo lo que el gobierno de turno está haciendo.

Ojo, no quiero decir con todo esto que si tu sistema de gobierno es tal, tu futuro como nación es este o aquél, o que un sistema es mejor que otro. Lo que digo es que, aparentemente, el que tenemos no nos da muy buenos resultados. Probablemente de todas maneras, lo primero que tendríamos que solucionar es el tema de los partidos, que estos sean más estables (o sea, sin que un solo tipo pueda salir de la nada y hacerse su partido, que en realidad no es más que un grupo de gente que sigue a esa persona, y si le va mal el partido se diluye y los seguidores se vuelven seguidores del siguiente al que se le ocurra formar un partido) y que la fuerza de los mismos sea más equilibrada (eso de que o gobiernan los peronistas o no se gobierna claramente no puede pasar).

Dejo a los entendidos en el tema la discusión de qué es lo mejor para nuestra republiqueta, pero a mí me parece que este sistema necesita cirugía profunda.

2 comentarios:

Pablo dijo...

che, en lo que decís tenés razón.

pero al final no recomendaste lo que comentaste que hacen los yankis. Eso de que cada legislador representa a una zona de su juridicción, de esa manera tienen más incentivos a obeceder al pueblo (al Estado o ciudad) y menos al líder de su partido. Esto es un cambio genial. Que la veo difícil que se logre aquí, pero que sería grosísimo.

Además, haría a los políticos gente más comprometida con los suyos ( los que viven cerca de él), y al pueblo más cercano a SU representante en lás cámaras legislativas.

Salute

Pota dijo...

Pero Pablo, justamente eso es lo que deberían hacer los senadores de acá también! Para eso están, para representar a sus provincias. El problema es que al estar siempre necesitados de transferencias del Gobierno Nacional (cosa que en USA es menos frecuente), terminan subordinándose al presidente de turno.